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El Marco de Referencia Final: La Cruz

 

El Marco de Referencia Final: La Cruz

Carl H. Stevens, Jr.

 

INTRODUCCION

 

El marco de referencia de una persona es aquella estructura de apoyo sobre la cual basa todas sus evaluaciones.  El marco de referencia otorga un fundamento para los diferentes criterios y un soporte para las decisiones.  Su marco de referencia decide por usted.  Es su norma.  Cuando sus defensas están bajas, su marco de referencia es su piloto automático.  Su marco de referencia es usted (Proverbios 23:7).

Este folleto ha sido diseñado para presentarle lo que creemos es el marco de referencia que Dios quiere para los creyentes.  Es decir:

a) hacia el cual, Jesús puso Su rostro como un pedernal (Isaías 50:7; Lucas 9:51).

b) Del cual no sería quitado (Mateo 16:23).

c) En el cual se glorió Pablo (Gálatas 6:14).

 

La Cruz de Jesucristo

 

No estamos muy interesados en el palo de madera en Gólgota sino, en lo que se efectuó ahí. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, (II Corintios 5:2la).

Creo que nos hemos familiarizado mucho con ese versículo. Considere por un momento al Cordero inmaculado. Aquel que no conoció pecado se hizo pecado. El abandonó ese estado de perfección sin pecado, cambiándolo por el de un adúltero, un homosexual, un ladrón y un chismoso, etc. Jesucristo se hizo nuestro pecado; un olor asqueroso y vil para Su Padre, a tal grado, que el Padre no pudo mirar a Su Hijo, cuando Jesucristo pagó la pena por nuestros pecados, por medio de Su muerte expiatoria (Marcos 15:34; Isaías 53:10).

En la cruz, Él consumó la obra a nuestro favor, la que el Padre le había dado (Juan 19:30).  Ahí, en la cruz, Dios se inclinó alcanzando al hombre y le dijo: “Tanto así te amo” (Juan 3:16; Juan 4:10).

No hay duda alguna, usted tiene problemas en su vida.  Puede que tenga un mal matrimonio, un trabajo terrible o poco dinero y, usted, valientemente se refiere a estas cosas como su “Cruz” en la vida. Bueno, Jesucristo sólo tenía una cruz. Y Él quiere que esa cruz sea su marco de referencia. Él quiere que tenga esa cruz como su estructura de apoyo, tanto mental como emocional. Esa cruz es su cruz.

Tenemos que recordar que la obra de la cruz ha sido terminada. Está consumada (Juan 19:30).  La palabra griega para esta frase es tetelestai; el grito final de victoria de cada cristiano. Esto es lo que se emite del soplo de la trompeta del “cuerno de salvación”1 lo que hace temblar y huir a cada demonio acusador.

 

La Ocupación Ocasiona Aplicación

 

Hemos dicho que cuando uno se ocupa en la cruz, todo el agapao y el charis de Dios se puede aplicar y se puede ver. Agapao es la palabra griega para el amor divino e incondicional de Dios.  Su cruz, como se ve a través del griego clásico, prueba que Su amor (Efesios 5:25):

1) Se goza en nosotros.

2) Nos valora sobre las otras cosas, y

3) No desea abandonarnos o hacer algo sin nosotros (Wuest).

¡Cuán cierto es 1 Juan 3: 1 cuando se traduce directamente del griego!  Mirad que tipo de amor extraño es éste.  Charis es la palabra que se usa en griego para describir el vehículo divino de Dios para poner su agapao a nuestra disposición, a pesar de nuestra incapacidad de ganarlo o merecerlo.  Es Su gracia y se caracteriza como:

1) Un favor concedido gratuitamente.

2) No espera que ser retribuido.

3) Está motivada por el libre albedrío del

Dador, y

4) Fluye con ímpetu hacia adelante.

El hecho de que la mente pagana en el griego clásico, nunca pudiera imaginar o concebir la idea de entregar tal amor a un enemigo, prueba que con Cristo comienza una comprensión totalmente nueva de la infinita superabundancia de Su cuidado para con nosotros. Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; (Romanos 5:20).  Esto produce un hijo adulto, un creyente maduro.  Esta persona pasa a través de las experiencias “que nadie ha vivido,” a través de la desolación y de las pruebas de la vida, rompiendo el desarrollo del obstáculo, y llega a una prosperidad escondida y a los tesoros muy guardados (Isaías 45:3).  Oh, esto es raro.  Vivimos en una época en que el evangelio es popular, mas no la cruz. Vemos campañas de millones y millones de dólares que popularizan el mensaje del evangelio. Desgraciadamente, muchas veces, esto produce un cristiano de promesa pero no un cristiano poseedor. Así como lo dijo A. W. Tozer hace más de 25 años:

“El  evangelismo, según lo conocemos hoy día, produce algunos cristianos verdaderos, pero el clima espiritual en el que nacen muchos cristianos modernos, no ayuda a su crecimiento espiritual, para que éste sea vigoroso. Efectivamente, todo el mundo evangélico es, en gran parte, desfavorable para el cristianismo sano, y tampoco estoy pensando en modernismo. Estoy hablando, más bien, de muchedumbres que creen en la Biblia y que llevan el nombre de ortodoxos. Estamos haciendo creyentes tan débiles que apenas se parecen a los del Nuevo Testamento. El promedio del así llamado cristiano bíblico, en nuestro tiempo no es más que una paradoja miserable de la verdadera santidad. Sin embargo, ponemos millones de dólares detrás de movimientos y de edificios para perpetuar esta forma degenerada de religión y para atacar al hombre que se atreva a objetar la sabiduría de ella.”

Así, cuando tomamos nuestra cruz cada día, con una actitud mental de fe y de identificación con los sufrimientos de nuestro Señor (Filipenses 1:29), vemos que el yugo que cargamos es fácil y su carga es liviana (Mateo 11:30). Es a través de nuestra propia muerte que crecemos en Su cruz como nuestro marco de referencia final.

Ore qué El crezca y qué nosotros podamos menguar (Juan 3:30).

 

Capitulo Uno

TOMA TU CRUZ, MI AMOR Y MI GRACIA,Y SÍGUEME

 

    Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. (Mateo 16:24-25)

Cada creyente tiene que determinar, con su propio libre albedrío, tomar su cruz cada día.  Tiene que considerar el costo, negarse a sí mismo y tiene que seguir a Jesucristo entregando su vida en una acción deliberada y continua.

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformáos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Romanos 12:1-2)

La vida de la cruz llega a ser algo muy precioso para el creyente, una vez que se ha experimentado. Revela, en forma clara, que éste desea, sobre todas las cosas, la cruz de Jesucristo en su vida. El toma su cruz, comprendiendo totalmente el significado de esto; la cruz llega a ser el medio de su identificación con Dios y la cruz se puede manifestar en el plan de Dios para su vida personal.

Son muy pocas las personas que se levantan cada mañana con una actitud de entusiasmo, de entendimiento y teniendo los atributos de Dios operando efectivamente en su alma. De hecho, son muy pocos los creyentes que toman su cruz, comprendiendo plenamente lo que significa esta verdad transformadora. Muchas personas aceptan el plan de Dios para su vida y forman parte de este plan, esperando lo mejor, sin haber tomado la cruz de Cristo. Cuando emerge alguna situación difícil, consideran esa prueba particular como su cruz. Gran parte del cristianismo está infiltrada con este tipo de pensamiento, el cual no posee el concepto de la aplicación práctica de la cruz, ni de tener la cruz como su marco de referencia final.

La cruz es la provisión de Dios para mi vida como un todo. Me niego a mí mismo cada día de mi vida. Sé lo que es la cruz. Escojo tomarla.  Sé muy bien lo que estoy haciendo. La cruz, psicológica y emocionalmente, es algo que tomo cada día en forma deliberada. Incluye la negación total del ser o no la he tomado. Si pudiéramos mirar algún día, lo que Dios ve a nuestro favor, nos daríamos cuenta que la razón de las confusiones y desafíos humanos, es que hemos fallado en tomar nuestra cruz. A menudo, pensamos que las pruebas son la cruz ya que nos son enviadas para hacernos crecer. Esta no es la definición bíblica de la cruz. La cruz no está representada por las dificultades. La cruz es algo que tomo voluntariamente, en la misma forma que Jesús tomó Su cruz en obediencia a Su Padre Celestial.

 

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, Y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. (Filipenses 2:5-11)

 

Cuando una persona toma su cruz, por medio de una acción específica de su voluntad (una actitud definida de la mente) y con el consentimiento de sus emociones, sin restricción alguna, gana una capacidad asombrosa para revelar la vida de Dios.  A lo largo de todo el día y de toda la noche, aprende a no hacer ni la cosa más mínima con el propósito de proteger su vida. No hace absolutamente nada para su propia conservación como un acto de su voluntad. El ha tomado la cruz como suya y ha continuado caminando hacia adelante, sabiendo plenamente que – sin mirar las bendiciones o las adversidades – ha escogido a Dios y Su cruz para su vida.

Esta decisión elimina las interrogantes acerca de Dios. Suprime totalmente las reacciones en la naturaleza pecaminosa adámica. Y revela claramente, el compromiso y la dedicación del creyente, en que ha descubierto algo muy especial: una oportunidad para continuar con Dios en el poder de la cruz.

No muchas personas hacen esto. Algunos se levantan y tienen devocionales, están caminando, pero no comprenden totalmente lo que significa tomar la cruz personal y terminar ese día particular con ella. Por ejemplo, entra a su primera situación, estando totalmente muerto a cualquier situación o persona. Porque habéis muerto, v vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. (Colosenses 3:3) Sus emociones están totalmente muertas y libres de cualquier tipo de reacción.  Ya no sigue lleno de interés por sí mismo o de autopreservación. No hay “obligación” en la cruz. No es pasar todo el día refunfuñando por cosas incómodas. No hay presión ni opresión, sino una disponibilidad completa para con Dios.

Una persona no puede mirar a Canaán, a menos que comprenda este principio, pues ésta es la forma para llegar a ser vasijas de honor, (I Tesalonicenses 4:4), arcilla amoldable, en las manos del alfarero. La vida se torna un placer cuando permito que Dios sea Maestro, que Cristo sea el Señor, que el Espíritu Santo sea quien guíe, que la Palabra sea la que revele la verdad, y cuando permito que la vida abundante sea experimentada.  El creyente promedio pasa por pruebas que no logra comprender. Se decepciona porque no se negó a sí mismo y no tomó su cruz durante ese tiempo. El creyente promedio, honestamente, no es un creyente “práctico”. Cree a veces; cree si es conveniente hacerlo; cree si es confortable; cree cuando se encuentra al borde del precipicio.  Pero no es un creyente que experimenta cada día, porque no comprende que su libre albedrío debe tomar la cruz diariamente. Pablo dice en 1 de Corintios 15:31:  … cada día muero. Pablo había entrado a este acto definido de la co-crucifixión de su voluntad, a diario, con la del Señor Jesucristo. Al utilizar su libre albedrío, reactivó esta verdad en sus experiencias, tomando la decisión de creer cada día, que su naturaleza adámica estaba incluida en la muerte que Jesucristo muriera.  Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. (Romanos 6:4) No es un acto de temor. Pablo pasó libre por la muerte y vivo por fe.

Lucas 9:23 dice: Y decía a todos: si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Observe esto cuidadosamente: Tome su cruz cada día, y sígame. Ahora, ¿Por qué dijo: Tome su cruz cada día y sígame? Porque está enseñando una lección en cuanto a vivir en un amor que tuviese carácter de fe. ¿Lo ve? Podemos tener fe para mover montañas y no tener caridad. Así es que, esto significa que tenemos la fe por medio de la Palabra, pero no así el carácter. ¿Qué sucede si tenemos la Palabra de Dios en forma categórica Y el Espíritu Santo de Dios produciendo el amor de Dios en nuestro corazón, y ambos funcionan juntos en nuestra vida? Entonces tenemos amor que muestra carácter de fe. De esta manera, el amor que muestra el carácter de fe va más allá de nombrar y de reclamar una promesa. Es una fe que sirve por amor en Gálatas 5:6. Y es una fe que puede mover montañas, al tener la naturaleza amorosa de Dios durante el proceso de moverlas. Él está dando una lección después de decir que iría a la cruz y que resucitaría. No podían comprender lo que esto significa. Dijo así: Para los pormenores de tu alma, de tu vida, quiero que aprendas como perder para que puedas ganar, como entregarte para que puedas obtener (y con esto queremos decir que no trate de rendirse – sólo preséntese. Dios se ocupó de la rendición suya, cuando lo crucificó. Ahora, presente los miembros de su cuerpo para gozar de Su resurrección). La palabra para perder, significa simplemente perder algo que podría obtener a través de la voluntad. “A diario,” significa cada día.  Se está refiriendo a nuestra propia cruz. El creyente toma su cruz, tiempo aorista. Esto significa que Dios ordenará los pasos del creyente, para que tenga su propia cruz y así, identificarse con Calvario y luego, el idioma griego dice algo hermoso “toma tu cruz,” pero continúa siguiéndome mientras lo estás haciendo. ¿Sabe por qué lo dice en esa forma? Pues, cuando la gente comienza a tener una cruz, deja de seguir al Señor Jesucristo, a través de Su cruz. Y se ocupan de la cruz de ellos mismos, la que está separada de la cruz de Él. Terminan negándose a ellos mismos y viviendo en legalismo, en obras o en bondad natural. Se frustran y comienzan con acciones mentales, se confunden, se aburren y se vuelven agresivos. Así es que, esto es lo que Él está diciendo: Quiero que te niegues a ti mismo y que tomes tu cruz, la que yo te di, con el propósito de ordenar los pasos para el plan en tu vida. Y cuando la tomes, continúa siguiéndome, a través de Mi vida y de Mi Palabra que mora en ti. Y no dejes de seguirme. Muchas personas pueden desarrollar músculos espirituales de manera que la mente obedezca a la voluntad, para que las emociones obedezcan a la voluntad. Usted le dice a su cuerpo que se levante en la mañana y lo hace para ir a trabajar. Usted dice: “No voy a comer cosas no saludables,” y su voluntad tiene tales músculos que no las come. Usted dice: “Voy a tomar un descanso apropiado,” y en el Señor, en la Palabra, su voluntad ha desarrollado músculos y obtiene el descanso que debería tener.  Usted dice: “Me podría preocupar, podría ser tentado. Pero no lo voy a hacer.” Y por medio de Jesucristo y de la Palabra que está morando en usted, no lo hace. Así, su voluntad desarrolla unos músculos tremendos. Su voluntad, con la Palabra de Dios, la llenura del precioso Espíritu, por medio de un descanso que muestra el carácter de fe y por medio del amor que muestra el carácter de fe, comienza a gobernar con muros de doctrina y se puede enfrentar a Satanás, a lo demoníaco y a todas las trampas; puede enfrentar las proyecciones y estímulos que vienen de la carne y ve una extraña victoria. Digo extraña, porque usted no la tenía unos momentos atrás.  Se da cuenta que está relajado, tiene paz, está motivado por amor. Se siente amable y si falla, es rápido para ser honesto. No tiene grandes problemas porque los aísla y continúa caminando. Lo más hermoso acerca de esto es que usted es más grande que un rey sobre un reino; que un gobernador que toma posesión de una ciudad (Proverbios 16:32). Usted puede gobernar sobre Satanás, sobre demonios, sobre las circunstancias, sobre la carne, sobre los misterios, sobre lo invisible, porque tiene un Cristo invisible dentro de usted. Tiene doctrina que es tangible y tiene sustancia por medio de la fe. Tiene carácter, porque el Espíritu Santo produce el mismo amor de Dios para poder descansar en él. Y no tiene que descansar en obras o en alguna otra cosa. Usted descansa en Su carácter, en Su amor, en Su naturaleza, en Sus promesas, en Su Palabra, y usted no dice: “Acuérdate de esto o de eso.” Sino que dice: “Yo sé quien soy, pero Tú, acuérdate de Tu Palabra de gracia. Acuérdate de Tu Palabra de amor para mí. Acuérdate (y por supuesto que lo hace pero a usted le hace sentirse bien el hecho de estar recordándole lo que Él está recordando).” Bien, Aquel que reina dentro de sí mismo y gobierna las pasiones, los deseos y los temores es más soberano que cualquier hombre del mundo que tenga sabiduría y virtud.

 

Capítulo Dos

HERMOSO EN LAS SITUACIONES

 

Las situaciones son necesarias para revelar que Jesucristo es hermoso, y para revelar nuestra experiencia personal con El, a través de la verdad.  Necesitamos experimentar una variedad de circunstancias para poder crecer en gracia. Dios nos necesita en las situaciones para que El pueda tomar el control y produzca vida en ellas. Las situaciones nos necesitan para ver la gracia, a medida que crecemos. El mundo nos necesita en las diferentes situaciones para poder ver a Dios en acción.

Por esta razón, El es hermoso para todas las situaciones. Él ordenó toda y cada situación de nuestra vida antes de haber nacido.  No hay accidentes en el plan de Dios.  Cuando tenemos la seguridad de que todo está ordenado, podemos tomar nuestra cruz, con nuestro libre albedrío, y llevarle gozo por medio de la obediencia. Y El quita de nuestra vida lo que no es deseado. El Señor Jesús es hermoso para las situaciones, pues desea que aprendamos obediencia, incluso a través del sufrimiento. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; (Hebreos 5:8). Deberíamos aprender del sufrimiento, en lugar de luchar en contra y de resistir al Espíritu Santo; al así hacerlo, lo único que lograremos es quedar incapacitados para poder recibir de Él, amor y gracia. Él desea que aprendamos obediencia, al negamos a nosotros mismos, con nuestro libre albedrío, y continuar con gozo, paz, poder, amor y propósito, tomando nuestra cruz para aprender algo de Él.

El Señor Jesucristo nos desea mostrar nos que Su gracia es suficiente para cada situación. El nunca nos abandonará ni nos dejará (Hebreos 13:5). No hay ninguna situación que podamos enfrentar, que esté desprovista de Su fe. Él pasa con nosotros a través de todas las cosas, hasta el final mismo. Él es hermoso en las situaciones, porque toma todas las cosas en nuestra vida, que no son de Dios y hace algo hermoso de ellas. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Romanos 8:28) Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios. (II Corintios 4:15) Esto hace que sea muy hermoso. Él es hermoso porque ha provisto una cruz que nos permite negarnos a nosotros mismos, de manera que la situación en sí no sea pesada o gravosa.

Si nos tuviésemos que negar a nosotros mismos, sin Su cruz, la situación sería una forma religiosa gravosa de hacer algo por Dios, siendo obligados a ser igual a Dios, sin haberlo conocido. El no ha dicho: “Quiero que ejecutes situaciones y que las puedas hacer bien.” Por el contrario, El dijo: “Aquí hay una situación y aquí está Mi cruz.  Niégate a ti mismo, por medio de un acto de tu voluntad y ven a Mí, muerto por fe, y tu “yo” queda muerto. El único poder que queda para obrar a través tuyo soy YO. Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, (II Corintios 4:7). Lo único que se necesita es fe que responda, amor que experimente y gracia, la que ya se encuentra ahora. No tengo necesidad de luchar o de batallar. El Calvario ha otorgado una provisión perfecta. ¿Qué se nos puede enseñar acerca de la co-muerte? Santiago 1:2 dice:

 

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. (Santiago 1:2-4)

 

Si pasamos una situación haciendo uso de obras carnales y en una forma religiosa, no produce gozo, sino que es una carga. Pues éste es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son gravosos. (I Juan 5:3) La persona que tiene el amor de Dios no siente una carga gravosa cuando hace la voluntad de Dios.

Si este principio se comprende en las áreas de la fe, se entiende en la resurrección y se practica en la aplicación personal, a través de la obediencia de tomar la cruz, revolucionaría vidas y relaciones. Lo que el mundo ve como una tragedia, trae, en realidad, gozo a cada dimensión de la obediencia, y podemos decir verdaderamente que Jesucristo es hermoso en todas las situaciones.  Hay una conotación divina y un valor incomprensible para cada circunstancia, estos son tan ciertos y tan completos en su validez divina, que cada ser humano puede llegar a ser ese mismo recipiente, en el cual, Jesucristo revelará el tesoro de la redención en el tiempo, el plan eterno de Dios, y la verdad de la situación de Dios.

 

Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. (II Corintios 4:17- 18)

 

Es posible que alguna vez nos levantemos en la mañana y, probablemente, encontremos que algunas partes de los Estados Unidos de Norteamérica, han sido destruidas por cataclismos. Puede que, alguna mañana, se levante y encuentre que un ser querido ha muerto. Tenemos que enfrentarnos a la vida sabiendo que el mismo poder que tenía Dios para levantar a Jesús de los muertos, en Su humanidad, es el que hace que las situaciones sean hermosas para mí. Mi vida no puede ser estremecida, si estoy viviendo en el “mundo de la fe” de Jesucristo. El fundamento nunca va a ceder si éste es gracia. Y mi comunión con Jesucristo nunca terminará, si mis ojos están enfocados hacia Él, a través del arco iris de la cruz.

El Señor viene a mí y me dice: “Escucha, tengo algunas cosas simples que quiero enseñarte y por esta razón, tu vida se va a llenar de una variedad de circunstancias. No te voy a decir cuales son.  Haré cosas repentinas y raras, justo en medio de ellas. Tengo el derecho de controlar hasta la cosa más pequeña en tu vida. No te voy a prometer absolutamente nada en cuanto a tu vida cotidiana.  Te prometo muchas cosas, a través de la redención, pero no necesariamente a través de las cosas rutinarias de tu vida. No prometo darte las cosas que deseas en la tierra. Y tampoco prometo ayudarte a realizar tus sueños egoístas en la tierra.

Esto es lo que tienes como creyente, para las situaciones: no sabrás lo que te espera en el futuro. Pero te prometo esto: que si honras la Palabra de Dios, eres lleno con el Espíritu Santo y tomas tu cruz cada día por medio de una acción de tu libre albedrío, avanzarás en una fe que obra por amor (Gálatas 5:6).  Tu vida irá de fe en fe (Romanos 1:17), de poder en poder (Salmo 84:7), y de gloria en gloria (II Corintios 3:8).  Mírame todo el tiempo y ten todo por sumo gozo.  Entonces, haré Mi obra en ti, en cada circunstancia, por simple que sea. Nunca pasarás ni por un momento en tu vida, en que Mi plan no esté funcionando. Nadie podrá interferir con Mi plan para tu vida, porque a Mí me ha sido dado todo poder, tanto en el cielo como en la tierra (Mateo 28:20), y YO estoy ordenando tus pasos (Salmo 37:23). Todo lo que hago es por amor a ti (II Corintios 4:15), y todo esto proviene de Dios (II Corintios 5:18). ¿Estás listo? Habrá muchas sorpresas repentinas, pero todas revelarán a Dios en tu humanidad.

Ahora, si para ti el vivir no es Cristo, saldrás llorando muchas veces; no serán lágrimas de verdad, sino, lágrimas de egoísmo. Sin la mente de Cristo, saldrás con disturbios emocionales porque no lograste lo que querías para tu vida.  Voy a hacer que sucedan muchas cosas con el propósito de destruir totalmente tus deseos mundanos y egoístas. Voy a hacer justamente lo contrario a ellos en tu vida, pues quiero que seas como Yo. Di mi vida por ti. Cuando pienses que necesitas la atención de alguien, voy a hacer que ellos no estén disponibles para ti. Deseo que te apoyes totalmente en Mí, teniéndome como tu único recurso y que camines solamente por fe en la fortaleza de la paciencia de Dios y en el concedimiento de la gracia de Dios.”

 

Capítulo Tres

¿YENDO CON ALGUIEN

0 PASANDO POR ALGO?

 

Solamente los analfabetos espirituales consideran la cruz como una carga. Muestran sus pruebas y sus limitaciones como su cruz. Esto no es así. La cruz es algo que tomamos cuando nos negamos a nosotros mismos. Entonces, no queda nada en nuestra vida que nos pueda causar problemas porque ¡estamos muertos! El lenguaje del conocimiento de sí mismo es: “Esa es mi cruz” o, “Tengo que pasar por esto.” Esto es una contradicción tan grande. ¿A través de qué tiene que pasar? ¿Es verdad la Biblia?

 

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Gálatas 2:20)

Si mi naturaleza egoísta, mis necesidades y actitudes, están crucificadas, ¿qué es lo que tengo que pasar? Tengo que entender que no “estoy pasando” por algo. Estoy yendo con alguien. La actitud “estoy pasando por algo” es porque no entendemos que estamos yendo con alguien.  Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. (Colosenses 3:3)  Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. (Filipenses 1:21) Cuando Cristo, vuestra vida se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. (Colosenses 3:4)

 

A menudo, escucho este tipo de aseveración: “Durante los últimos dos meses, no he estado como los demás a mi alrededor. ¡Estoy pasando por algo!” Bueno, a pesar de que todos tenemos momentos de aislamiento, ese tipo de aseveración es tan anticuada como el diablo. Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. (Proverbios 23:7) Por lo tanto, si es eso lo que está pensando, no es bíblico y no es verdad.

Nunca hay un tiempo en que el creyente tenga que “pasar por algo.” Por supuesto que puede estar pasando por el valle de sombra de muerte, pero ése, es solamente un lugar de sombras. Las sombras no pueden matar a nadie. Además, no podrían existir las sombras a menos que hubiese una Luz. Esto me muestra que hay Luz en cada valle. Las sombras de las reflexiones, de las proyecciones y de las situaciones provocan daño al cristiano carnal que se intimida fácilmente y que camina con muchos tropiezos. Se vuelve un círculo sin fin de esclavitud. La persona que siempre dice: “Estoy pasando por algo,” comenzará el mes siguiente con el mismo antiguo marco de referencia. Esa vida es ciertamente un fastidio.  Aquella persona haría bien en darse cuenta que hay sólo una actitud que hace que la vida tenga sentido. Vivimos en un cuerpo de muerte y nuestra única esperanza es tener la vida de Cristo.

Estamos en un mundo en donde Dios ha prometido que habrá tribulación. Puede haber cataclismos, incluso una corta guerra nuclear.  Puede morir un niño, puede morir un miembro amado de la familia, le puede dar cáncer. Puede despertar una mañana y tener que enfrentarse a un quiebre financiero, en donde el precio de los alimentos sube desmesuradamente y, los dividendos se están multiplicando. Jesús dijo que habría tribulación. Sin embargo, el creyente, no mira la vida como si estuviera pasando por algo. Él está viviendo dentro de Alguien y ese Alguien es Dios. Así, cada creyente lleno del Espíritu Santo, que vive en Dios por fe, negándose a sí mismo cada día, tomando su cruz a diario, siguiendo a Jesucristo diariamente, viviendo y pensando con Dios cada día y morando continuamente en cosas que son verdad, son honestas, puras, buenas, justas y adorables, se contenta en cualquier situación que se encuentre. Pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. (Filipenses 4:11) Cada día vive totalmente para Dios y no siente deseo alguno por la auto-preservación. No siente deseo de ocuparse con ninguna otra cosa que no sea lo que Dios le está revelando a través de situaciones providenciales en los detalles cotidianos de su propia vida.  Acepta el plan de Dios como lo mejor para él y cree que es la perfecta voluntad de Dios. Sabe que Dios es suficientemente humilde para preocuparse por los detalles cotidianos mismos de su vida (Salmo 113:6). Tiene todo por sumo gozo.  Si la cosa misma en que ha trabajado arduamente no resulta, ¡Gloria a Dios! ¡Maravilloso! Sabe que ha sucedido para su bien, para poder ser conformado a la imagen del Señor Jesús (Romanos 8:29). La cruz revela el cuidado sobreabundante para con él, y ese cuidado sobreabundante supercede la prueba que está pasando. La cruz hace la diferencia. Debemos recordar que todas las cosas ayudan a bien, como se asevera en Romanos 8:28, para que por medio de todas las cosas, podamos ser conformados a la imagen del Hijo, a través de la transformación de una mente renovada (Romanos 12:2). Esto puede llevarse a cabo, solamente cuando tomamos nuestra cruz cada día.

Muchos pasan por cosas a propósito, para cultivar su propia depresión. De hecho, encuentran “algo por que pasar” para poder tener una excusa y estar así, tristes. Quieren vivir en la debilidad de su personalidad. La persona promedio vive en lo vil de sus motivaciones, no sabiendo nada acerca de la cruz, debido a su independencia y debido a su testarudez. Hay una hermosa alternativa para esto: por medio de la mansedumbre y de la humildad en Jesucristo, Dios se revelará a Sí mismo en cada situación. Él revela gracia.

 

Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, el mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. (I Pedro 5:10)

Revela amor.

 

(Para que) seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cual sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, paraque seáis llenos de toda la plenitud de Dios. (Efesios 3:18,19)

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